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Caso Andrade contradice

PAULINO CÁRDENAS

Hay un caso, el de la activista Norma Andrade, que en los hechos contradice el discurso presidencial sobre la defensa de los derechos humanos. Mientras que Felipe Calderón declaraba la semana pasada que la defensa de los derechos humanos es un principio indeclinable que no puede ser sacrificado por ningún otro principio, la activista juarense ha decidido irse del país porque carece de las medidas necesarias para salvaguardar su integridad física.

Esto porque la Secretaría de Gobernación no cumplió su promesa de custodiarla en el Distrito Federal a donde se trasladó y sufrió una agresión violenta el pasado viernes, después de venir huyendo de Ciudad Juárez donde fue víctima de un atentado a balazos apenas en diciembre.

Después del asesinato de su hija Lilia Alejandra en febrero de 2011 en Ciudad Juárez, la señora Andrade intentó alzar la voz para que se aclarara el crimen y desde entonces ha venido sufriendo una serie no sólo de amenazas sino incluso de un atentado a finales del año pasado donde recibió cinco balazos; poco antes su vivienda había sido quemada. Fue cuando decidió formar la organización Nuestras Hijas de Regreso a Casa. Su familia atribuye al cártel del Juárez ese hostigamiento y esos atentados. Lo cierto es que el caso de doña Norma contradice el discurso oficial.

Decir y prometer es fácil, pero muy difícil llevar al terreno de los hechos las promesas, máxime cuando provienen de un mandatario que se ha caracterizado por no cumplir lo que ofrece como aquello de que sería el ‘Presidente del empleo’, lo que pronto dejó a un lado para convertirse en el Comandante Supremo de una guerra de su gobierno contra los cárteles de la droga y el crimen organizado –con el Ejército por delante haciéndole indebidamente de policía–, la cual ha resultado por demás fallida.

En un sopresivo discurso, en el marco del Informe de Actividades 2011 de la CNDH celebrada en Los Pinos, Calderón acababa de decir que es necesario hacer ‘absolutamente compatibles’ la defensa de los derechos humanos con la lucha por la seguridad pública. Sin embargo, su dicho lo echa por la borda un solo botón de muestra, el de la activista que creó la organización Nuestras Hijas de Regreso a Casa.

Después de haber sufrido un atentado a balazos en aquella ciudad fronteriza, decidió trasladarse al DF, pidiendo de antemano protección a la Secretaría de Gobernación, dependencia que ofreció dársela, incluso poniéndole escoltas, pero no fue así. Cuando el viernes pasado había ido a dejar a su nieta a la escuela, al regresar a su domicilio fue agredida con un arma punzocortante cerca de su ojo izquierdo sin saber quién había sido su agresor.

Una vez que fue dada de alta del hospital, la señora Andrade y sus familiares declararon que analizan la posibilidad de abandonar de plano el Distriito Federal e incluso el país, por falta de garantías a su seguridad. Prefiere irse ante la ‘ausencia de Estado y de autoridad’. Karla Michel Salas, abogada de la organización Nuestras Hijas de Regreso a Casa, señaló que desde antes de que doña Norma llegara a la ciudad de México, hace mes y medio, en el marco de las medidas cautelares dictadas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, se solicitó a la Secretaría de Gobernación protección para la defensora de los derechos humanos.

Esta dependencia se comprometió a proporcionarle escoltas, lo cual no sucedió. Fue hasta después de la agresión, el viernes pasado, cuando fue custodiada por agentes policiacos capitalinos y federales. La hija de la activista, Malú García Andrade, declaró que sólo el gobierno de la ciudad de México ha manifestado su compromiso de que la protección será permanente.

En su discurso en Los Pinos dentro del marco del Informe de Actividades 2011 de la CNDH, Calderón expresó que en México hay una política de Estado que garantiza los derechos humanos y que debe haber castigo a quienes transgredan sus principios, antes que cualquier otra prioridad como ha sido su lucha contra el crimen organizado.

Asímismo, urgió a cumplir las medidas que planteó desde diciembre pasado, para reforzar la protección de esa prerrogativa constitucional, entre ellas la instrucción de trasladar al fuero ordinario los casos de abusos cometidos por elementos de las fuerzas armadas contra civiles.

«Hoy reitero esa instrucción para que, independientemente de los recursos que puedan alegar para que la competencia permanezca en el terreno militar los defensores de los acusados, desde la Procuraduría Militar se insista en esos procedimientos de declinación de competencia», fue la orden. Ojalá esto no acabe como la malhadada máxima aquella de ‘díctese pero no se cumpla’.

Por lo pronto, el caso de Norma Andrade deja muy mal parado el propósito presidencial de garantizar los derechos humanos de la ciudadanía por sobre todo lo demás, según su discurso.

pcardenascruz@yahoo.com.mx


9/11: las contraversiones

PAULINO CÁRDENAS

La administración del ex presidente estadunidense George W. Bush tomó ventaja de los ataques a las torres gemelas del World Trade Center del 11 de septiembre de 2001, para justificar la ocupación militar estadounidense en Afganistán e Irak y matar a gente inocente, dijo el domingo el presidente de Irán, Mahmud Ahmadinejad, al conmemorarse los diez años de esos ataques. Los atentados en Nueva York y Washington fueron un “juego” diseñado por Estados Unidos a fin de tener un pretexto para atacar a los Estados musulmanes, manifestó el mandatario iraní.

Señaló que «el 11 de septiembre fue realmente un juego previsto para provocar sentimientos de la comunidad humana y encontrar una excusa para lanzar ataques en las regiones musulmanas y la ocupación de Irak y Afganistán, que condujo a la matanza de un millón de inocentes». En el marco del décimo aniversario de los atentados contra las Torres Gemelas y el Pentágono, el mandatario iraní reiteró su teoría de que los ataques fueron parte de un plan para proteger los intereses de Estados Unidos e Israel.

Indicó que dos años después del ataque, Estados Unidos tuvo el pretexto de invadir dos países (Afganistán e Irak) para matar, herir y desplazar a millones de personas inocentes. El presidente iraní ha reiterado que los atentados del 9/11 fueron una «gran mentira» y una «conspiración». Dijo  Ahmadinejad que algún día «esa verdad» saldrá a la luz y llamó a la comunidad internacional a abrir una investigación «seria e independiente» de lo sucedido hace 10 años. Como sea, esos atentados, por inéditos, han originado decenas de teorías conspiratorias.

A partir de supuestos episodios oscuros del 9/11, hay una corriente que afirma que la administración Bush hijo estaba al corriente del ataque pero que no hizo nada para evitarlo. Según esta teoría, bautizada como LIHOP -Let It Happen On Purpose-, Dich Cheney (vicepresidente con Bush Jr.), Donald Rumsfeld (Secretario de Defensa también en la administración de W. Bush) podían justificar su posterior guerra contra el terrorismo internacional. El propio Noam Chomsky (lingüista, filósofo y activista estadounidense, considerado por The New York Times como «el más importante de los pensadores contemporáneos») ha dado verosimilitud a esta hipótesis.

También hay quien sostiene que el 9/11 forma parte de una conspiración contra China, con el fin de arrebatarle la construcción de oleoductos en Afganistán. Otras teorías apuntan a Israel, ya que previamente al 11-S existió un escándalo de espionaje israelí que fue tapado por los atentados. Hay cosas inexplicables en torno a esa teoría de la conspiración, como es el video –uno de los más vistos de los útlimos años  en YouTube – donde una periodista de la BBC da la noticia del derrumbe del edificio siete del World Trade Center,  20 minutos antes de caerse.

Por otra parte, los defensores de la teoría de la conspiración dicen que es imposible que las torres se derrumbaran por el impacto de los aviones y aseguran que se detonaron cargas controladas. Incluso un ex consejero de Bush, el profesor emérito de la Universidad de Texas Morgan Reynolds, defiende que «únicamente una demolición profesional puede explicar el desplome». Después de una larga investigación, los informes oficiales culpan del derrumbe a la debilidad de las columnas diseñadas.

Otro hecho es el del cuarto avión secuestrado en el 11-S, cuyo objetivo supuestamente era el Capitolio, que se estrelló «accidentalmente» en un campo de Shanksville, Pensilvania. La primera versión oficial, minutos después de los atentados, aseguraba que se había abatido la nave para evitar males mayores. Días más tarde, el Pentágono afirmaba que el avión cayó después de que los pasajeros intentaran tomar el control del avión. Varios testimonios aseguran haber visto reactores del ejército persiguiendo a la nave.

Y está lo del Pentágono, en donde una hora y cuarto después del primer impacto en el World Trade Center, un avión comercial chocó contra la sede del ejército más poderoso del mundo. Muchos investigadores cuestionan la vulnerabilidad de ese búnker y aseguran que un piloto amateur es incapaz de realizar esa maniobra. Algunos investigadores incluso sostienen que fue un misil, y no un avión, lo que impactó contra el inmueble, pese a que se habló de que el FBI encontró la caja negra de la nave.

Y la caída de la torre siete del World Trade Center que albergaba el búnker de emergencia de la alcaldía y las oficinas del servicio secreto de Estados Unidos es otro misterio. Según el ex ministro de Defensa alemán Andreas von Bülow, el edificio fue demolido para destruir las pruebas de que los atentados fueron perpetrados por los servicios secretos. Un grupo de científicos encontraron restos de material inflamable entre los escombros. La versión oficial explica que el edificio se derrumbó a causa de los incendios sin control.

En torno a las contraversiones de los atentados terroristas se han escrito muchos libros y mucho se ha comentado en foros internacionales. ¿Cuál es la verdad? Vayaustéasaber.

pcardenascruz@yahoo.com.mx

¿Algo grave sabe Washington?

PAULINO CÁRDENAS

Las coincidentes declaraciones de los altos funcionarios norteamericanos realizadas esta semana en las que, entre otras cosas, ven en México un grave y potencial peligro de que el grupo extremista islámico Al Qaeda se junte con algún cártel poderoso de la droga, que pudiera ser el de los Zetas –y que bien pudiera ser el del ‘Chapo’ Guzmán ¿por qué no?–, y tramen de manera conjunta ataques desde territorio de México contras instalaciones estratégicas de aquel país, parecería tener tres lecturas.

Una, que el fantasma de los atentados terroristas del 11 de septiembre del 2001 no deja dormir en paz al gobierno norteamericano. Dos, que el Departamento de Estado nortamericano quiere convencer a los miembros del Congreso para que aprueben más ayuda para el gobierno de México en su lucha contra las mafias, para lo cual está dramatizando al extremo la percepción y clima de la guerra que hay en el país, que ciertamente es preocupante. Tres, ¿Algo grave sabe Washington?

Janet Napolitano, secretaria de Seguridad Interior de esa nación, aceptó este miércoles que el gobierno del presidente Barack Obama teme que pudiera haber una alianza entre el grupo extremista islámico Al-Qaeda y algún cártel mexicano que ella mencionó a manera de ejemplo  pudiera ser el de los Zetas, y que juntos pudieran tramar ataques desde México contra instalaciones estratégicas de aquel país. Ante los legisladores del Comité de Seguridad Interior en el Capitolio de Washington, Janet Napolitano señaló:

“Desde hace tiempo hemos estado pensado qué pasaría si Al-Qaeda se uniera con los Zetas, uno de los cárteles de la droga. Y simplemente lo dejo ahí”. Y ciertamente lo dejó ahí, como víbora chilladora en medio del corazón político norteamericano, que no en cualquier sitio. Nadie quiere imaginarse, y menos la Casa Blanca, lo que equivaldría esa alianza por la que verdaderamente temen, en términos de amenaza del terrorismo islámico. Expuso el temor de que los ataques pudieran ser desde terriorio mexicano. Y acaso podrían emplearse misiles.

Ayer, el jefe de los organismos de la Dirección Nacional de Inteligencia de la Casa Blanca, James Clapper, declaró que la violencia del crimen organizado en México es una «enorme preocupación» para Estados Unidos. «Recientemente elevamos este tema a ‘categoría uno’, la más alta, en términos de la prioridad dentro de nuestro marco de prioridades nacionales». Añadió: «No hay duda de que esto significa una enorme preocupación para nosotros en Estados Unidos» por su «obvio potencial de penetración» en los estados fronterizos con México.

Apenas el pasado martes, el subsecretario de la Defensa norteamericana, Joseph W. Westphal, había señalado que el crimen organizado puede tomar el control del gobierno en México, al hablar de la probabilidad de que en un futuro las fuerzas armadas de su país pudieran estar combatiendo a los «insurgentes» en México y no en el Medio Oriente. Aunque el funcionario tuvo que acotar que sus declaraciones las hacía a título personal, de cualquier forma las hizo,  y no las rectificó.

Parecería existir realmente la eventual sospecha que los posibles ataques que teme el gobierno de Barack Obama pudieran realizarse con misiles de mediano y largo alcance, que acaso hasta estarían ya en poder de algún cártel de la droga mexicano.

Una filtración de WikiLeaks –cable 014070– señalaba que el Departamento de Estado norteamericano indagaba si los cárteles mexicanos que operan en México podrían estar por adquirir misiles a través de las redes internacionales de tráfico de armas de alta tecnología, como lo apuntábamos el pasado martes en este espacio en alusión a lo que dio a conocer sobre este tema en diciembre pasado la famosa red creada por Julian Assange.

Según ese documento enviado por dicho Departamento a su embajada en Moscú, el gobierno de Barack Obama pidió entablar conversaciones con Rusia sobre la venta de material bélico destinado a Venezuela, principalmente misiles antiaéreos. En dicho cable el gobierno de Estados Unidos expresaba su preocupación por la posibilidad de que el crimen organizado en México pudiera adquirir armamento de alta tecnología a través de sus nexos con las mafias de la droga colombianas y los mandos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC.

Por lo pronto, las coincidentes declaraciones de los altos funcionarios norteamericanos parecieran ser parte de una orquestada campaña contra México para ‘apretar tuercas’, por la debilidad con la que el gobierno mexicano ha estado enfrentando al crimen organizado. La otra es que todo ese escándalo mediático pudiera obedecer a una estrategia para que el Congreso norteamericano apruebe un mayor presupuesto para enviar al gobierno de México en apoyo a la lucha contra las mafias a través de la Iniciativa Mérida o quizá un nuevo mecanismo de ayuda. O quizá sepan en Washington algo grave que están tratando de decirle a Los Pinos.

pcardenascruz@yahoo.com.mx

Su vida pende de un hilo

PAULINO CÁRDENAS

La pareja que sin invitación entró a una cena en la Casa Blanca que ofrecía su principal huésped Barack Obama, y el fuerte golpe que recibió en el rostro el primer ministro italiano Silvio Berlusconi, dan idea clara de que ningún aparato de seguridad es suficiente cuando alguien quiere lograr su propósito de acercarse a un milímetro de distancia de cualquier personaje de esa envergadura para saludarlo de mano o para agredirlo arteramente, más cuando la lógística falla. Ambos fueron hechos que, si hubieran llevado como consigna aniquilarlos, ni uno ni otro lo estaría contando.

Es así como se han dado los magnicidios. El de John F. Kennedy, el de Martin Luther King, el de Robert Keneddy, el de lady D, el de John Lenon, el de Colosio, sólo por mencionar algunos. Cuando son por conspiración hay complicidades; si es ‘por encargo’ suele haber ‘contrato’ y hay fríos cálculos y cualquier falla de los aparatos de seguridad, por mínima que sea, basta para allanar el camino y cometer el atentado. En el caso de Obama y en el de Berlusconi, evidentemente algo falló; algo no estuvo bien. Pero para su fortuna no había la intención de acabar con ellos.

El Comité de Seguridad de la Cámara de Representantes autorizó la semana pasada emitir citatorios judiciales a la pareja de llegó desde Virginia, Tareq y Michaele Salahi, para que testifiquen sobre cómo lograron entrar el 24 de noviembre a la Casa Blanca sin haber sido invitados a una cena en honor del primer ministro de la India, señaló un cable de la AP. Aquí operó una mezcla de audacia y deficiencia logística.

Los Salahi han dicho que invocarán la Quinta Enmienda constitucional norteamericana, la cual les garantiza el derecho a no responder preguntas durante su comparecencia. El director del Servicio Secreto, Mark Sullivan, ha dicho que no se siguieron los protocolos normales de seguridad y que tres agentes uniformados de este servicio de protección presidencial fueron colocados en suspensión administrativa.

Entre molesto y preocupado, Obama declaró para el programa de televisión «60 Minutos» de la cadena CBS que «lo que sé es lo que todos saben, y esto es que estas personas no debieron haber ingresado» a la cena servida en la Casa Blanca. «Estuve descontento con todos los involucrados en el proceso», comentó Obama en la entrevista. «Fue una metida de pata», señaló molesto porque sabe que si la intención hubiera sido otra, hasta ahí hubiera quedado.

El caso del primer ministro Berlusconi fue distinto; el domingo anterior, después de un concurrido mítin en Milán, resultó  herido en el rostro tras ser agredido por un fanático de izquierda en la plaza del Duomo. El suceso se produjo al acercarse el primer ministro a saludar a la gente al finalizar el mitin; la policía detuvo al supuesto agresor; se trata de Massimo Tartaglia de 42 años y sin antecedentes penales.

Sobre él pesan la acusación de delito con agravantes por la «calidad de la persona agredida» y por «premeditación». En el bolsillo los agentes le encontraron un spray picante, un crucifijo y otras dos estatuillas además de la que utilizó en la agresión. Agentes de la policía descartan que el incidente haya tenido vínculos con algún grupo extremista.

¿Cuál suele ser el lugar común de los magnicidios y sus victimarios? Habitualmente las víctimas son incorruptibles, humanistas o pacifistas. Defienden los derechos humanos, combaten el racismo y la discriminación, suelen trabajar junto al pueblo en busca del desarrollo sustentable, de la paz, la seguridad o la defensa irrenunciable de la soberanía nacional. Las causas y los factores que provocan los magnicidios son diversos. El odio suele ser el principal.

En el caso de Obama y en el de Berlusconi por fortuna no hubo complot ni conspiración ni encargo de asesinato por ‘contrato’; el primer ministro italiano quizá provocó el coraje de su agresor por diferencias ideológicas. Pero lo que es irremediablemente cierto es que la vida de esos personajes –presidentes de una nación, primeros ministros, jefes de Estado, príncipes, princesas, reyes, artistas famosos– siempre pende de un hilo. Con todo y guardaespaldas nadie está exento de sufrir un atentado contra su integridad física o ser víctima de un magnicidio. Nadie.

pcardenascruz@yahoo.com.mx