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‘Espurio’ y ‘legítimo’ muy del brazo

PAULINO CÁRDENAS   

El cártel antiPeña que encabeza Andrés Manuel López Obrador, tiene un aliado de lujo: Felipe Calderón. El presidente ‘espurio’ y el presidente ‘legítimo’, decidieron unir fuerzas para ir en contra de quien consideran un enemigo común, Enrique Peña Nieto, el priísta ganador de la elección presidencial 2012. Ahora resulta que andan muy del brazo dispuestos a mandar al diablo a las instituciones, involucrarse en la serie de argumentos mentirosos de que hubo una supuesta coacción del voto de 5 millones de ciudadanos, lo cual no se la creen ni ellos mismos.

Esa alianza postelectoral le vendrá muy mal a ambos de cara a los millones de ciudadanos que votaron en las urnas el pasado 1 de julio y que quieren ser tratados, por uno y por otro, como si fueran débiles mentales; el caudillo perdedor sabe que cuenta con sus huestes que están dispuestas a todo si tan solo reciben la señal de su máximo líder. Antes los volvería a convocar al zócalo capitalino para hacer ‘lo que le ordene el pueblo’. Y en esa aventura va como El Borras su nuevo aliado.

¿Lo que quieren ambos es poner al país en una condición de emergencia nacional echando a andar a los seguidores del Peje y a su subversivo movimiento ‘estudiantil’ en protestas generalizadas por las principales plazas públicas del país, calles y avenidas, para que la nación se convulsione e intervengan las fuerzas del orden federal junto con el Ejército y la Armada, llevando a México a una etapa postelectoral inédita, armándola en grande mediáticamente, para llamar la atención mundial?.

Al menos eso es lo que ha empezado a trascender de fuentes castrenses habitualmente bien informadas. Existe, se dice, la posibilidad de que si las cosas se salen de madre, hasta un golpe de Estado vendría. Eso sería conspirar contra el país al romper de facto con la institucionalidad y con lo que dicta la Constitución en material electoral.

Por lo pronto, el argumento al que se le ha unido Calderón a López Obrador, es a su necedad de que hubo coacción del voto con la ‘compra’ de tarjetas de descuentos de Soriana y de monederos electrónicos Monex, de lo cual dicen tener ‘pruebas’ que ya habrían presentado ante el Tribunal Federal Electoral. Lo más probable es que dicho tribunal los mande a freír chongos porque, si no hay pruebas contundentes que acrediten jurídicamente sus dichos, no será por la vía de las presiones políticas con las que puedan avanzar los perdedores.

Y a la suerte de esa locuaz aventura se ha sumado el presidente panista Felipe Calderón. ¿Por qué? Simplemente porque el mandatario panista vomita todo lo que sea priísmo.

Desde joven aprendió a odiar a ese partido, según cuentan quienes lo conocen desde hace muchos años. Se dice que incluso juró ante la tumba de su padre, nunca aceptar nada del PRI. Hay una anécdota que cuenta Gustavo Carvajal Moreno a Julio Scherer García para su libro ‘Calderón de cuerpo entero’, que señala que un día le trajo a regalar a Calderón una caja de puros de San Andrés Tuxtla. Era una caja especial de 20 puros con el nombre de Felipe Calderón.

“Se trataba de un regalo significativo, un signo de amistad”. Añadió: 

“Calderón vio la caja y la observó colérico. Descompuesto el semblante, me increpó. Me dijo que rechazaba el objeto, que debía saber para siempre que nada aceptaría de los priistas”. Y remató. “Mi padre me enseñó a odiar a los priístas”.

 Ese odio contra el PRI ha trascendido los tiempos.

Por otra parte, la coacción del voto ha sido una práctica principalmente del gobierno federal, de siempre, durante todo el año, de cada año, a través de los programas de ayuda de instancias como Sedesol. Pero en épocas electorales, esa ayuda populista se convierte descaradamente en coacción del voto, práctica que sucede en los tres niveles de gobierno, incluida la jefatura de gobierno del Distrito Federal y sus delegaciones.

Un ejemplo que todo mundo vio no hace mucho tiempo, fue cuando el propio presidente Calderón repartió dinero en efectivo a mucha gente pobre en diversos poblados del país,  -fue aquella vez que regañó a una maestra diciéndole ‘atrás de la raya que estoy trabajando’ y que todo mundo le reprobó-, dinero que por más de 15 mil millones de pesos le había pichicateado a los labriegos que habían resultado damnificados por las sequías y que incluso los legisladores de la Cámara de Diputados le exigieron al Ejecutivo que soltara.

Ese botón de muestra dibuja quién es Calderón, quien ahora anda de manita sudada con el Peje, con tal de que hacer la trastada, pasando por encima de las instituciones, de que el priísta Enrique Peña Nieto no llegue a Los Pinos. Eso se llama querer conspirar contra el país. Como uno no sabe perder y el otro ya se va, entonces que a México se lo cargue la chingada, parece ser la maquiavélica consigna.

@Paulinocomenta