PAULINO CÁRDENAS
Acelerados por la derrota que sufrió su jefe supremo el pasado domingo durante la jornada electoral 2012, una de las células del movimiento subversivo civil de baja intensidad ‘”YoSoy 132” que mantiene un cerco en el IFE, agredió el pasado miércoles la camioneta del consejero presidente de ese instituto, Leonardo Valdés Zurita, a quien además insultaron, mientras que a varios empleados y empleadas los obligaron a abrir las cajuelas de sus autos para ver si no llevaban ‘boletas robadas’ cuando llegaban a trabajar a esa sede, todo en una actitud verdaderamente aberrante y descocada que es la vil copia del modo de actuar de quien comanda el cártel antiPeña junto con sus secuaces y que amenaza con volver a participar por la Presidencia en 2018, por tercera vez.
Volviendo a utilizar el mismo esquema de hace seis años, pero ahora corregido y aumentado, el reclamo lopezobradorista ya no es por el recuento del número de votos sino por supuestas irregularidades como la compra de votos y diversas violaciones realizadas, según él, desde antes y durante la jornada electoral, las cuales afirma que están documentadas y que le servirán para demostrar su dicho. Sus descalificaciones al proceso electoral son respaldadas tanto por las tribus de las llamadas izquierdas que pertenecen a los partidos que forman el Movimiento Progresista, como por el nuevo brazo operativo estudiantil que nació cooptado el 11 de mayo pasado y que forma parte del cártel antiPeña.
El candidato de las izquierdas Andrés Manuel López Obrador es embaucador con sus huestes a quienes engaña diciéndoles que él es impoluto, que no es corrupto. Quienes lo siguen ciegamente no saben, o se hacen, que su caudillo hacía negocio con sus ‘plantones’ en el zócalo capitalino, cuando perdía las elecciones para gobernador en Tabasco. Acarreaba a campesinos y trabajadores transitorios de Petróleos Mexicanos para presionar a las autoridades federales a intervenir en lo que él suponía habían sido fraudes. La primera vez perdió frente a Salvador Neme Castillo en 1988. La segunda vez fue frente a Roberto Madrazo en 1994.
Los cobros por levantar los plantones eran millonarios, ya que, marrullero como es, los hacía cercanos a la celebración de la fiesta del 15 de septiembre. Para que el tabasqueño “despejara” la plancha de la Plaza de la Constitución, recibió de parte del entonces Regente de la ciudad, Manuel Camacho, unos 50 millones de viejos pesos, cifra que le fue entregada por el secretario de Gobierno, Marcelo Ebrard Casaubón, actual jefe de gobierno capitalino. En dos ocasiones sucedió el mismo numerito. Ahora, ambos son incondicionales del Peje.
Pero hubo más. Durante la administración de Rosario Robles, también recibió recursos de las “cuotas voluntarias” de los mandos medios y superiores del Gobierno del Distrito Federal. Pero la más comentada de todas las “colectas” fue la recepción de miles de dólares del contratista Carlos Ahumada, a través de dos de sus colaboradores más cercanos: Carlos Ímaz y René Bejarano. ¿Todo eso lo sabrán sus incondicionales? A la fecha, el Peje mantiene estrechas relaciones con Bejarano, aunque lo niegue. El ex candidato ‘amoroso’ siempre señala que “no sabe nada”. Está el caso de las ‘aportaciones’ de las ‘Adelitas’, que es otra historia de engaño y de fraude que habría que detallar en mejor ocasión.
López Obrador es especialista en deslindarse de todo lo que no le conviene. Ahí está el caso por ejemplo de la ‘pasada de charola’ por 6 millones de dólares que se generó en la casa de Luis Creel, promovida por el uruguayo Luis Costa Bonino, quien fuera asesor de varios presidentes durante sus campañas, entre ellos el ex mandatario de Brasil, Luis Inacio Lula Da Silva. Ese dinero sería utilizado para ‘garantizar’ el triunfo del tabasqueño. En esa reunión estuvieron varios de sus allegados. ¿Parte de esos millones de dólares han sido para financiar, entre otras cosas, al subversivo movimiento estudiantil? Porque cada día estrenan carteles nuevos, mantas nuevas, camisetas nuevas, todo nuevo.
Antes de las elecciones, otra célula de ese mismo colectivo había insultado y escupido al analista político Ricardo Alemán cuando caminaba cerca de avenida Juárez. También le tocó una retahíla de improperios al director de la edición impresa del Grupo Milenio, Carlos Marín, cuando caminaba por el centro, lo que da cuenta de cuáles son las órdenes que les ha dado López Obrador a sus provocadores disfrazados de estudiantes con credencial. Incluso trascendió que el tabasqueño ha distribuido un manual llamado ‘Modelo de provocación’ que contiene doce recetas. La quinta dice por ejemplo: “Generar violencia y culpar a la autoridad de ella”. En la doce se lee: “Presentarse como perseguido político por causa de su lucha”.
El escándalo ‘más calientito’ tiene que ver con una conversación telefónica en la que Julio Scherer Ibarra le pide una fuerte cantidad de dinero al empresario del acero y también banquero, Julio Villarreal Guajardo, como ‘otra’ aportación más para el dirigente del PRD, Jesús Zambrano, supuestamente para impulsar al Peje. Se escucha admitir al empresario antes haber entregado 110 millones a Zambrano, mientras que Scherer le insiste en que aporte otros 30 millones de pesos más. Por supuesto que el gran perdedor de la contienda electoral del domingo dirá que él no sabe nada. ¿Cómo llamarle a todo eso? Lo cierto es que poco a poco va saliendo a relucir el modus operandi del cártel antiPeña.
@Paulinocomenta